Los Apus de los cuatro ríos en el Congreso de la República.
El Amazonas nace en los Andes y Perú es tras Brasil el país con mayor territorio en la Amazonía. Esta riqueza natural que convierte al país andino en uno de los baluartes futuros del planeta parece ser olvidada por parte de sus gobernantes debido a la miopía que la riqueza dolarizada del petroleo les produce. Esa es la razón por la que la semana pasada vinieron a Lima los Apus de las cuatro cuencas, del Pastaza, Corrintes, Tigre y Marañón, a decir en el Congreso de la República ante los medios de prensa y acompañados por congresistas de diversos grupos políticos que no van a tolerar una nueva prorroga sine díe de sus reivindicaciones con respecto a sus territorios. Lo Apus son los representantes de las Asambleas Comunitarias de sus pueblos, dice la tradición andina que cada montaña, pequeña o grande, tiene un apu, un espíritu jefe que cuida de todos, los apus de las cuencas lo hacen de su pueblo.
Estas reivindicaciones se refieren a la limpieza y recuperación de las aguas contaminadas con petroleo, titulación de sus tierras, la consulta sobre su uso, la compensación por el mismo, indemnización por los efectos de la contaminación medioambiental sobre su salud y servicios básicos. El motivo de plantearlas es el fin de la concesión de explotación petrolífera en 2015, tras cuarenta años, de la empresa de capitales argentinos Pluspetrol Norte en el lote 192 en su nomenclatura actual, en la región de Loreto, al norte del país. Hace ya tres años que vienen hablando con el gobierno y obteniendo promesas vagas que sí han dado como resultado un estudio que constata la contaminación de la Cuenca del Pastaza y la cuenca Alta del Tigre, con índices del 100% del agua del consumo humano contaminada con hidrocarburos.
Son datos recordados por la congresista Veronika Mendoza en el artículo publicado en Observatoriopetrolero.org, porque las reivindicaciones de los apus tan sólo persiguen defender su vida y la de sus hijos, una vida que depende del agua que beben y del pescado que comen, su principal dieta. Del lote 192 se extraen más de 12.000 barriles diarios de crudo, un 17% de la producción nacional del Perú, debería de ser suficiente para poder hacer frente a las demandas de la población de esas tierras cuyo futuro es clave no sólo para dicha población sino para el mantenimiento del planeta. Son reivindicaciones que además no se oponen al progreso, al contrario, un oleoducto con las labores de mantenimiento y adecuación necesarias que no produzca pérdidas, una explotación a prueba de los derrames y un trabajo paralelo de mantenimiento de cuencas y cochas (lagunas) es progreso y sigue permitiendo una explotación beneficiosa para la empresa que la lleve a cabo.
Hoy arranca en Lima el COP20, esa reunión auspiciada por Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ojalá Perú, además de ser anfitrión sepa estar a la altura del reto que supone para todos y dé ejemplo en su casa de una auténtica voluntad de proteger nuestro hogar, nuestra tierra y a sus gentes, los pueblos indígenas de la selva.
Estas reivindicaciones se refieren a la limpieza y recuperación de las aguas contaminadas con petroleo, titulación de sus tierras, la consulta sobre su uso, la compensación por el mismo, indemnización por los efectos de la contaminación medioambiental sobre su salud y servicios básicos. El motivo de plantearlas es el fin de la concesión de explotación petrolífera en 2015, tras cuarenta años, de la empresa de capitales argentinos Pluspetrol Norte en el lote 192 en su nomenclatura actual, en la región de Loreto, al norte del país. Hace ya tres años que vienen hablando con el gobierno y obteniendo promesas vagas que sí han dado como resultado un estudio que constata la contaminación de la Cuenca del Pastaza y la cuenca Alta del Tigre, con índices del 100% del agua del consumo humano contaminada con hidrocarburos.
Intervención de la congresista Verónika Mendoza. |
Son datos recordados por la congresista Veronika Mendoza en el artículo publicado en Observatoriopetrolero.org, porque las reivindicaciones de los apus tan sólo persiguen defender su vida y la de sus hijos, una vida que depende del agua que beben y del pescado que comen, su principal dieta. Del lote 192 se extraen más de 12.000 barriles diarios de crudo, un 17% de la producción nacional del Perú, debería de ser suficiente para poder hacer frente a las demandas de la población de esas tierras cuyo futuro es clave no sólo para dicha población sino para el mantenimiento del planeta. Son reivindicaciones que además no se oponen al progreso, al contrario, un oleoducto con las labores de mantenimiento y adecuación necesarias que no produzca pérdidas, una explotación a prueba de los derrames y un trabajo paralelo de mantenimiento de cuencas y cochas (lagunas) es progreso y sigue permitiendo una explotación beneficiosa para la empresa que la lleve a cabo.
Hoy arranca en Lima el COP20, esa reunión auspiciada por Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ojalá Perú, además de ser anfitrión sepa estar a la altura del reto que supone para todos y dé ejemplo en su casa de una auténtica voluntad de proteger nuestro hogar, nuestra tierra y a sus gentes, los pueblos indígenas de la selva.
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