Miguel Angel Blanco: Historias naturales (Museo del Prado)

Aún queda una semana para disfrutar de la intervención del artista Miguel Angel Blanco en el Museo del Prado de Madrid, es un motivo más que suficiente para aplazar obligaciones laborales, sociales o familiares y adentrarse en en las entrañas de la pinacoteca (y si es acompañado de pequeños mejor) en una gincana mágica de arte, ciencia e historia que nos regala el artista madrileño.

UN LEVIATÁN ENGULLE A UNA DIOSA (sala 74), , Venus del Delfín, Taller Romano, 140-150 d. C.
Esqueleto de Delfín (Tursiops truncatus)
Miguel Angel Blanco ama naturaleza y  arte por igual, su obra así lo demuestra y durante años ha aunado ambos mundos en la realización de sus libros-caja así como en su exhibición, acompañándolos de obras de otros paisajistas históricos como hizo en La Casa Encendida, en la exposición Visiones del Guadarrama. Ahora, ha sido la complicidad del Museo del Prado la que le permite proponer al visitante un viaje inaudito por las salas de sus tres plantas en busca de los tesoros que la curiosidad científica del hombre ha estado guardando en los gabinetes de maravillas y que dialogan con las obras de los mayores genios de la pintura universal. Espero haberte dejado aún un poco de aire tras la lectura sin comas de la frase anterior para empezar a disfrutar de este singular viaje con las fuerzas intactas, un periplo de veintidós intervenciones que esconden el trabajo del artista de tres años de preparación y veinticinco días de montaje.
La relación entre arte y ciencia no es nueva, de hecho, es Carlos III, amante de las artes y apasionado de las ciencias, quien planifica un eje científico en el entonces llamado Salón del Prado, que incluía el Real Observatorio Astronómico, el Real Jardín Botánico y el propio museo que Juan de Villanueva diseñó en 1785 como Real Gabinete de Historia Natural para albergar el gabinete ilustrado del criollo Pedro Franco Dávila. Con estos precedentes, Blanco no sólo ha sabido convencer a la dirección del museo sino que también ha logrado encontrar el resultado de la suma entre arte y ciencia: la magia de lo fantástico que encandila al visitante atento y le regala una nueva forma de contemplar, entender e imaginar. 
Blanco no se ha limitado ha colocar las piezas que ha seleccionado de los museos de Ciencias, Farmacia, Minas y del Jardín Botánico ante las obras del Prado, sino que ha recolocado éstas y ha rebuscado entre los almacenes del museo anfitrión y los visitantes para incorporar pinturas cuyo origen lo encontramos en el interés de los reyes por preservar aquellos individuos del mundo animal que les parecieron extraordinarios. Este fue el caso de la tortuga laúd que fue pintada por Pedro Juan Tapia en Denia en 1597 siguiendo las órdenes de Felipe II que mandó que todo monstruo marino o ser inenarrable que apareciera por sus posesiones fuera capturado o retratado.
UN PESCADO PEREGRINO (SALA 51). Pedro Juan de Tapia, Tortuga Laúd, 1597. Cráneo de tortuga verde (Chelonia mydas)
No desvelaré más detalles de las creaciones del artista para que seáis vosotros quienes las encontréis, pues parte del encanto reside precisamente en el hecho de la búsqueda y el descubrimiento. Una vez que os halléis frente a ellas no dejéis de leer con atención las cartelas que explican la relación entre las obras y los motivos por los que Blanco ha decidido relacionarlas. Así, por ejemplo, sabréis cuanto de común hay entre el toro de Veragua y Zeús, un toro semental cuya estampa, berrendo en negro, capirote, salpicado, coliblanco, botinero y astifino embiste y sorprende en la galería central del Prado ante la escena de Zeús camelándose a Europa disfrazado así mismo de astado; y hallareis igual de interesante la técnica casi escultórica, dermoplastia,  que el maestro taxidermista José María Benedito empleó a base de escayola y musgo para dotar de inmortalidad al ejemplar de la raza vazqueña, ganadería que fue comprada por Fernado VII, fundador de la pinacoteca que aloja ahora a dioses y bestias. Como veis, todo es dialogo y relación en las propuestas del artista.
EL TORO DE VERAGUA (sala 29). Pedro Pablo Rubens, El Rapto de Europa, 1628-29. Toro de Veragua (Bos taurus)

Si esta entrada os ha dejado algo de curiosidad y queréis más os dejo un vídeo (que tomo de la página de Miguel Angel Blanco) de la conferencia que dio en el Museo Thyssen, destino de su próxima locura, en el que con imágenes y muchas simpatía explica él mismo todo lo referente a Histórias Naturales




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