Carlos Fonseca: Tipos infames

Cuando era pequeño iba a casa de mi abuela Emilia en la Estila que, nunca he entendido muy bien dado lo recta que era, solía tener la revista Diez Minutos. A  mí lo que más me gustaba era una sección que se llamaba algo así como para correr, para llorar, para gritar... y que contaba historias curiosas. Una de aquellas se me quedó grabada, un hombre muy feo y casado volvió a casa un día y le dijo a su mujer que había ganado un concurso de feos, ésta se separó al no poder soportar estar casado con el hombre más feo. Algo así me ha sucedido al leer el libro de Carlos Fonseca Tipos infames.
Carlos Fonseca y Gran Wyoming en la presentación del libro Tipos Infames. Madrid, 9 de abril de 2014

Ya sé que vivimos en un país de listos cuyo adn apenas ha evolucionado desde aquel que nos contó Lázaro de Tormes, en el que una camarilla de espabilados se reparten la tarta (y las galletas, y la sopa, y los panchitos de la tapa) desde la política, la banca y el IBEX 35, pero constatarlo con nombres, cifras y fechas a través del libro de Fonseca es un golpe en la base de flotación: yo también me quiero divorciar.
Pero no pienso hacerlo, porque nada les gustaría más a esa camarilla de expoliadores que además de quedárselo todo lo hicieran además sin la compañía de aquellos (que no somos pocos) dispuestos a hacer todo lo que esté en nuestras manos (desde la legalidad vigente, que nadie me acuse de apología de nada) para que al menos no les resulte tan cómodo.
José Miguel Monzón, El Gran Wyoming, acompañó a Carlos en la presentación del libro, el suyo, No estamos locos, ya va por la octava edición y es lectura complementaria a Tipos infames:
Yo no quiero vivir en un mundo de torretas de vigilancia y guardias de seguridad armados que protegen las pertenencias y las vidas de los privilegiados habitantes de zonas residenciales. Quiero que mis hijos jueguen tranquilos en la calle y eso tiene un coste. Si las cosas se llevan al límite y se produce una fractura social es muy difícil reconducir el proceso. (No estamos locos. El Gran Wyoming)
Tipos infames hace una pormenorizada relación de esos vecinos de urbanizaciones de lujo que se sienten bien protegidos y explica como han podido alcanzar esa serenidad económica que no es otra cosa más que un gran saqueo. De ello hablaron los dos autores y luego ya lo hicimos todos los asistentes. Yo le pregunté a Carlos ¿hay esperanza? y fue su propio libro el que me contestó:
El libro que tiene en las manos le va a mostrar las pruebas de la gran estafa que es la crisis económica y los nombres de quienes han sumido a la ciudadanía en la desesperanza en beneficio propio, con la convicción de quienes nos han llevado hasta ese estado de cosas no pueden ser la solución a los problemas; la única esperanza de futuro, la voluntad innegociable de cambiar esta sociedad injusta. (Tipos infames. Carlos Fonseca)
Por si no me había quedado claro me lo volvió a explicar en la dedicatoria del libro: si luchas puedes perder, si no luchas ya has perdido. Por eso no me voy a divorciar aunque pudiera. No creo en la lucha violenta, pero sí en que tenemos mucho que hacer para defender esas calles tranquilas en las que los niños puedan seguir jugando, incluso sabiendo que ese mundo mejor que nos merecemos será también mejor para ellos, que merecen juicios justos y prisiones en las que sus derechos estén garantizados.

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