Ventana de Castle

James Castle, Museo Reina Sofía. Madrid 2011
















Asomarse a las ventanas de James Castle es hacer un viaje al arte en estado puro que habita en el interior del hombre. El artista de Garden Valley (Idaho) nació sordo, nunca aprendió a leer ni escribir y es fácil imaginar que con estas condiciones jamás se vio influenciado por corriente artística alguna. Durante los más de setenta años de su vida (1899 - 1977) reprodujo en papel y cartón todo su entorno vital: paisajes, interiores de casas y graneros, retratos de familia, objetos cotidianos, animales de granja y salvajes... utilizaba culaquier superficie que le sirviera para dibujar con materiales que él mismo inventaba, empezando por el hollín de una estufa y su propia saliva. Algunos de los objetos dibujados los construía después en cartón ayudado de hilo con bastas puntadas. Sin conocer los arcanos de la escritura y la lectura creó su propia biblioteca diseñando y construyendo libros y revistas que maquetaba siguiendo su propio impulso, sustituyendo las letras por líneas onduladas y enriqueciendo el alfabeto con sus propios signos en diseños de tipografías que jamas llegaría a utilizar.

Resulta consolador saber que su genio no paso desapercibido en su tiempo y llego a obtener cierto reconocimiento al realizar su primera exposición en un galería  1962 en Oregón y en el Boise Art Museum de Idaho en 1963, aunque nunca llego a salir de su comarca. Sin embrago su imaginación albergaba espacio suficiente para una y otra exposición llevándolas al papel como un avezado comisario, dibujando como veía él la muestra ocupando el salón de su casa o el granero, donde llego a hacer verdaderas exhibiciones para compartir su obra con su familia y vecinos.
Jame Castle es para mi una prueba de que el arte habita en el interior del hombre. A diferencia de la ciencia que, generación tras generación, descubrimiento tras decubrimiento, va creciendo y configurandose en punto de partida para la nueva ciencia del futuro, el arte está ahí, intrinseco en el ser humano (no es una idea mía, la he leido hace poco pero no me acuerdo donde) evolucionando, evidentemente, a partir de las obras del pasado por adicción u oposición, pero en algún lugar del individuo (no de todos claro, mil autopsías serían incapaces de encontrar nada en el interior de personajes como... bueno llenad vosotros los puntos suspensivo, a mi se me ocurren demasiados)
Los dibujos y "construcciones" del artista de Idaho están en el Museo Reina Sofia, en una sala habitualmente vacia en la tercera planta del edificio Sabatini, un lugar para la contemplación y la reflexión de eso que llamamos Arte imaginando que Castle nos invitase a tomar una taza de te mientras charlariamos posiblemente de la cosecha del año y de los colores del invierno.

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