Ventanas de arte.



Las vacaciones también sirvieron para la visita de museos y exposiciones, una buena manera de llenar tanto tiempo libre en las ciudades, que en la playa no es necesario, sobre todo si llueve o hace un calor insoportable.
En Santiago encontré este delicioso balconcito de Leiro en la Fundación Caixa Galicia, cuyas salas respiraban tranquilidad y sosiego mientras en la rua los miles de peregrinos que creen que van a la ciudad compostelana deambulan de cola en cola (cola para entrar en la catedral, cola para abrazar al apostol, cola para conseguir la compostela, cola para tomar una taza...) como pollos sin cabeza.
En Pontevedra descubrí una nueva parte del Museo de Pontevedra que albergará (creo que aún no se ha inaugurado oficialmente) las obras contemporaneas. Como no podía ser de otro modo allí tenía una ventana para asomarme, en realidad todo él era una ventana, hacia dentro y hacia fuera, con sus fachadas de cristal y sus terrazas abiertas hacia la Ría y con sus salas llenas de obras que descubrir.

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