Ventanas de Alcobaça.




Ya mencioné hace un par de ventanas el monasterio de Alcobaça, la primera gran obra gótica de Portugal. Los monjes del Cister se hicieron cargo de su construcción, y sirve de descanso a Don Pedro y Doña Ines, protagonistas de una de esas desgraciadas historias de amor con muerte, venganza y mausoleo.
Pero lo más impresionante del monasterio, y ya es decir, es su cocina, obra del siglo XVIII que fue pionera por su elevada chimenea central de la que debieron salir los más refinados aromas.

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