Ventanas de superhéroes III: Daredevil




Cuando conocí a Matt Murdork estaba a punto de salir de vacaciones con su tabla de surf para  descansar de su labor como abogado. Me confesó que hacía tiempo que no se ponía su traje rojo para luchar contra los malvados, que los tiempos habían cambiado, que ahora era el Real State el que se ocupaba de arrojar a los facinerosos más allá del río, bueno,  a los malos y a todos los que no pudieran pagar los nuevos precios de Manhattan, que algunos de los primeros que sí pueden pagarlo aún siguen por allí, pero ya no ejercen a pie de calle, tienen otros negocios.

Pero Matt nunca dejará de ser Daredevil, el hombre sin miedo. Un accidente de niño le quito la vista y le dotó de una fuerza extraordinaria. Su presencia alivió en los peores años la peligrosidad de la Cocina del Infierno, el mismo barrio en el que se hizo a si mismo Don Vito Corleone y donde los viles delincuentes no encontraban rincón en el que guarecerse de la implacable persecución del héroe invidente. Ojalá vuelva pronto a vestir sus mallas rojas y se mude a Wall Street, donde hay tanto trabajo por hacer.

Comentarios

  1. Gran cómic y gran personaje. A ver si estas vacaciones mi trabajo de supermadre (no por ser la mejor, sino por llegar a tiempo y hacer más de un malabarismo) me deja algo de tiempo para leer de nuevo a mis héroes.
    Marián.

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